Pasión por el fútbol

    El “Ciclón” se subió al colectivo (el que lo dejaba solo en la punta), sacó boleto, pero… le salió más caro de lo que pensaba. La gente de San Lorenzo, que dijo presente en el Pedro Bidegain, recién pudo suspirar de alivio en el final. Gracias al cabezazo de Matías Caruzzo (88’) que le daba la –trabajosa- victoria por 2 a 1. Poco hizo notar la diferencia de puntos que lo separa de su rival, hoy penúltimo.

    Al “Azulgrana” le costó acomodarse al principio del encuentro, debido a las imprecisiones. El colectivero casi se aprovecha de este déficit inicial del local, Dujaut tomó la pelota tras una mala salida, se la dio a Gabriel Ávalos, que no pudo aprovechar el choque de Fabricio Fontanini y Sebastian Torrico, y definición débil que le permitió a Caruzzo evitar que el balón ingresara.

    A partir de allí, el puntero reaccionó. Con la entrega del “Todoterreno” e incansable Julio Buffarini (teléfono Martino, mira que es argentino). El ex ferro, desbordó y pisó el área siempre que se proyectó en ataque. Con centros que encontraban la cabeza de un compañero, como la que le dio a Matos (se fue por arriba). Hasta que con su tozudez, en el buen sentido, provocó la apertura del marcador. Combino con Héctor Villalba, entró al área, remató, travesaño (parecía que había sido gol, pero no) y el rebote le cayó al ex All Boys, para que el Santo se ponga arriba.

    La visita de buen comienzo, empezó a ir con desorden y amor propio, porque juego le falta desde que ascendió. Limitado en la creatividad, sin un jugador de desequilibrio en el mano a mano, lo mejor se veía desde la iniciativa de Nicolás Martínez y de la rebeldía de José Dujaut. Justamente este último con un derechazo, la clavó al lado del palo derecho de Torrico, y 1-1. Al descanso con paridad, el local con muchas dudas, el nivel del Ciclón tuvo diez minutos de meseta y esto lo aprovecharon los de Sebastian Rambert.

    En la segunda mitad, fue como el final de los primeros 45. Los de Boedo dormidos, el visitante con algo de desorden pero peligroso, la más clara la de Ariel Colzera que se la picó al 1 y la pelota se fue cerquita del palo (si lo hacía era para cerrar el estadio). La mitad de la cancha es la clave de San Lorenzo, y perdía ahí. Néstor Ortigoza contra todo el medio de Crucero, hacia lo que podía, que no era poco. Enzo Kalinski no fue “Pichi” Mercier.

    Para colmo el puntero erraba situaciones claras, primero Nicolás Blandi, tardo dos tiempos en pegarle, y le permitió a Horacio Ramírez que le cerrara el ángulo de tiro. Después Fontanini de cabeza, y afuera. Y por la misma vía, cuando todo parecía quedar en repartija de puntos, llego el cabezazo “Salvador” de Matías Caruzzo. Minutos más tarde, Fernando Espinoza decretó el final, y la gente estalló de felicidad.

   Al final fue triunfo de San Lorenzo, pero dejando hasta la última gota de sudor, corriendo y metiendo hasta el final. Deja la sensación que se olvido de pisar el acelerador y por eso la paso mal, pero al fin de cuenta ganó y fue un ¡Santo sufrimiento!