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martes, 7 de julio de 2015
Señora Adriana Agüero y afines (a su idea)
Me dirijo a usted luego de leer su carta en Instagram y debo decir que padece de inexactitudes graves.
Dice usted que “Supongamos que ustedes son los mejores en lo que hacen, entonces su jefe le dice que en sus vacaciones tiene que ir a trabajar ¿ustedes lo harían? Los jugadores de la Selección lo hacen”. Error, ellos saben cómo profesionales que al participar en sus equipos pueden ser convocados a una selección. Y que al aceptar la convocatoria, deben jugar. Aun en épocas de vacaciones para la mayoría de los futbolistas comunes. Pero por algo son jugadores de Selección: no juegan en sus equipos al mismo tiempo que sus compañeros sino más tarde, justamente por esas participaciones.
Dice usted que se los cuestiona por ser “millonarios hijos de puta. ¿A quién no le gustaría ser millonario?”. Y continúa con “millonarios hijos de puta son algunos políticos que sabemos cómo hicieron su fortuna”. Muchas veces muchos de estos jugadores participan en campañas con esos políticos ¿No saben ellos eso? ¿Por qué no se niegan a estar junto a ellos? Además, tildar a todos los políticos con la calificación que usted hace es, cuanto menos, irresponsable. Tan irresponsable como aquellos que califican a su hijo y al resto de sus compañeros de la Selección Argentina de futbol así. Porque imagínese que escribiéramos de cada cosa que nos dicen y sabemos es cierta. Pero que no tenemos forma de demostrar, solo presunciones…no es serio.
Y cierra usted diciendo que “todos los jugadores darían la mitad de su fortuna por un título y poder caminar con la frente alta en este país que solo le exige de esta manera a los futbolistas”. “Busquen alegría en sus familias, amigos y no en un simple resultado de fútbol”. Con que solo tengan ganas de jugar señora, alcanza y sobra. Y no habría variación negativa en su cuenta bancaria, se lo aseguro. Estoy de acuerdo con usted en que existe la gente exitista pero aquí hablamos de fútbol, de lo que pasa en el rectángulo verde. ¿Qué solo se le exige a los jugadores? ¿Por qué mezclamos la patria con el juego? Ya lo hicimos alguna vez y así nos fue…Le paso a contar una historia.
Yo estudiaba y un tal Luis Bruno Barrionuevo nos daba Atletismo. Fervorosos jóvenes deseosos del balón mirábamos raro a este hombre que había sido atleta y que había competido por nuestro país. Era, además de nuestro profesor de Atletismo en la carrera de Periodismo, el preparador físico de un grupo de chicas ignotas que jugaban al hockey. Que entrenaban en el Club Ciudad de Buenos Aires o donde podían. Que estudiaban, que trabajan y que entrenaban…que la Federación les hacía escaso aporte económico. Aún recuerdo cuando el profe nos contaba de aquel invento de su autoría: un auto a control remoto, que las chicas debían seguir con su palo de hockey simulando que era una pelota (como hacia Rocky con las gallinas en la película ¿Se acuerda?). Era ese ejercicio diseñado para ganar reacción.
Ese hombre, cada vez que hablaba de ellas denotaba pasión, entrega, sacrificio, ganas. Y contaba que las mismas chicas se autoexigian y que Sergio Vigil (entrenador) y Nilda Giscafre (la psicóloga) les pedían siempre un poco más. Ellos se exigían, solos. Fíjese usted lo que han hecho Las Leonas: "inventaron" el hockey en la Argentina, pusieron la vara bien alta, ellas solas. ¿Se da cuenta que la exigencia no es solo para los futbolistas? Las ganas se demuestran con los hechos. Dejando el físico, la piel, dejando todo. O usando la inteligencia, según convenga. Sorteando las adversidades, esto es: con resultados. Hoy están en época de recambio Las Leonas pero no se las mata, se lo aseguro, ante las derrotas ¿Sabe porque? Porque son creíbles, porque dejaron todo, porque crearon lo que llamamos mística de grupo.
Cuando los jugadores reflexionen las oportunidades perdidas, cuando vean los sitios por donde pasaron y no estuvieron, allí quizás se den cuenta de lo que ha pasado. Y le repito, yo solo hablo de fútbol, no de estupideces. Con el mas debido respeto hacia usted señora y a su hijo Sergio; un excelente jugador como el resto de sus compañeros pero que no dio la talla, me despido. Tenga a bien considerar lo que antes mencione. Por favor, sigan el ejemplo de Las Leonas. Y rujan de nuevo.
Nota: Cristian Muntaner