miércoles, 8 de julio de 2015
En futbol se juega como se entrena. Lo que practicas genera automatismos.
De ahí surge lo que llamamos sistema, dibujo o distribución en la cancha. Quien mejor distribuye las piezas y las combina con las características de sus jugadores logra una superioridad. Tanto Tigre como River Plate no se sacaron ventajas, fue un empate en cero pobre, chato.
Desde el inicio las intenciones claras: River disponía de campo y pelota. Por intención propia de buscar el traslado en combinaciones y por Tigre, que creyó más útil o seguro poblar el campo con dos líneas de cuatro más una línea de dos delanteros que ejercían una presión simbólica. La lesión de Pisculichi apenas iniciado el partido, marco el regreso de Lucho González y así la intención de recibir y tocar de primera, para habilitar a los extremos Driussi (por derecha) y Pity Martínez (por izquierda). Extremos que tiraban diagonales hacia adentro para acompañar a Mora y permitir la subida de los dos pistones por las bandas: Solari por la derecha, Vangioni por izquierda. Tan buena la intención como repetida la acción, poca sorpresa. Poco juego interno, poca movilidad (lo más interesante fue un remate de Ponzio a los 38 minutos que García rechazo con sus puños).
Tigre era un canto a la esperanza de que River cometiera alguna torpeza. Agrupaba gente en los saques de banda a favor para sacar las líneas del fondo (parecía una jugada más de rugby que de futbol). En uno de esos laterales, Garate recibió solo y Barovero le saco el remate. Pero no había conexión, había tanto empeño en correr y tapar que Wilchez, abierto y exonerado a la banda izquierda trataba de hacer pie como podía. En los saques de meta de Barovero, subía Menossi a tapar a Ponzio para que este (al meterse entre los centrales) no saliera jugando. Pobre primer tiempo.
En la segunda parte, River cambio de lado a los extremos, se movió más Mora pero ya era una búsqueda aún más decidida. Pero no por eso eficaz. A los 10 se lo pierde Carlos Sánchez, a los 19 Lucho González la tira por arriba. A los 28 un desborde de Galmarini le recuerda a Tigre la cara de Barovero, tras el cierre de Ponzio. De nuevo Martin Galmarini entra en acción pero para rematar muy fuerte. Y a los 42 Menossi hizo de llanero solitario y se lo perdió, forzado por la persecución del Pity Martínez desde atrás. Martínez fue quien cargo el juego de River, que a esa altura había hecho ingresar a Saviola y Cavenaghi como revulsivos. Pero chocaba con la dedicación de Tigre por aventar eso esférico y blanco llamado pelota.
Empate en cero que premia el esfuerzo de Tigre por tapar los espacios. Y cuando esto sucede es porque enfrente alguien no supo manejar con criterio la pelota, no tuvo la movilidad ni efectividad suficientes para abrir el marcador. Porque ese “premio” del que hablamos no esconde la realidad: que River fue un poco más y tiene un mejor futuro. Tigre deberá en la semana recordar y diseñar mejores entrenamientos con el balón: estado físico ya le sobra. Porque se juega como se entrena.
Tigre:
GARCIA;
GALMARINI,GONZALEZ PIREZ,BLENGIO (ECHEVERRIA),GOÑI (PAGLIALUNGA);
FACUNDO SANCHEZ,MENOSSI,ARZURA,WILCHEZ;
GARATE (RINCON),LUNA
River Plate:
BAROVERO;
SOLARI,MAIDANA,BALANTA,VANGIONI;
CARLOS SANCHEZ,PONZIO,PISCULICHI (LUCHO GONZALEZ);
DRIUSI (SAVIOLA),MORA (CAVENAGHI),”PITY”MARTINEZ
Nota: Cristian Muntaner