miércoles, 5 de agosto de 2015
Como olvidarlo, se fue a la b. Y desde ahí, las cargadas interminables. La humillación (deportiva) de saber que no debía estar ahí. P
ero mereció estar ahí: cuando la gente que conduce el club esinoperante, incapaz o no es hincha del club, se nota. Cuando los jugadores no ponen todo, se nota.
Paso el tiempo, volvió de la b, piso la a, esa primera división que lo esperaba. Pero la cargada seguía (¿Y dónde estuviste tanto tiempo?). Costo horrores pero volvió a gritar campeón. Pero el deseo es más grande, va más allá. Vence a todos los peros juntos.
Me pregunto dónde quedaron aquellos que no quisieron volver (D alessandro). Donde quedo aquello de que Sánchez (Carlos) y Mora (Rodrigo) no servían, por eso fueron a préstamo. Teléfono, señor Díaz (Ramón): el ego nunca puede estar más arriba que el bienestar del equipo. Salvo que tengas un Enzo, un Crespo, un Astrada, así es más fácil ¿no?
Encima el clima, para la gesta épica, para el recuerdo imborrable. También será imborrable cuando se repase este campeonato, que tu clásico rival te eche gas pimienta, que abandone en su propia cancha…eso sí que no sale más. El descenso, pues, es un hecho deportivo. Lo otro, es antideportivo, es lisa y llanamente impotencia.
A veces pienso que el jugador es un mal necesario: sin ellos no hay juego, no va a andar la pelota sola por ahí. Quien mejor la trata, quien más ganas le pone a este asunto llamado futbol, es quien gana. Y hoy, estos jugadores demostraron que cuando quieren, pueden. Que cuando se ama la camiseta que defendes, la mina, el contrato, la foto te importa un carajo: la gloria puede más.
Barovero tiene cosas de Pumpido, Vangioni de Montenegro, Ponzio de Gallego, Sanchez de Enrique, Maidana del Tano Gutierrez, Alario de Funes. Quedo atrás la mancha, quedo atrás el mal trago de la b. Quedo atrás aquel presidente que no era hincha, y a este paso, va a quedar atrás el técnico más ganador de la historia millonaria. Volvió River. La gallina, si, la de los huevos de oro.
Cristian Muntaner
